Mi primera suscripción en Mubi
Hace bastantes semanas tengo pendiente reseñar mi experiencia en Mubi, una plataforma streaming la cual es el equivalente a Netflix para cine clásico y exótico. Aunque desde hacía pocos años estaba suscrito a sus boletines fue hasta mitad de éste año que me quise dar de alta con sus servicios. Primero con la semana gratuita que ofrecen, más los $8.99 que se deben desembolsar para la mensualidad. Va todo junto. Nada de la semana gratuita y después pagar la mensualidad por separado, como creía en un principio.
Dentro de la mensualidad de Mubi ofrece un paquete de treinta películas, las cuales estarán disponibles por treinta días. Al salir de la cartelera el suscriptor igual podrá verlas, aunque pagando un alquiler aparte que ronda los tres dólares. Sin embargo, no siempre estarán disponibles por licencias y eso. Al principio también creía es que todas las películas iban a estar subtituladas al español, pero tal es el nivel de exotismo del cine distribuido en Mubi que es más bien resulta una suerte que una película china, ambientada en el Tibet, como Kang Rinponche (Senderos del Alma, 2015) se pueda ver subtitulada al inglés. Así como hay otras con hasta seis idiomas de subtítulos disponibles.
Si bien hoy internet nos permite encontrar películas de variada geografía sin costo económico alguno, el valor agregado de Mubi es ofrecer cintas que no encuentran en los círculos no tan profundos de la deep web. Un cine bien desconocido que prácticamente sólo se puede ver en muestras y festivales de cine periféricos alrededor del mundo. Igual que exhibiciones comerciales durante pocos días en sus países de origen. Fue el caso del mediometraje franco-rumano Reisende auf einem bein (Viajando en una pierna, 2015). Una película que cuenta con 51 minutos de duración, tiene la particularidad de mostrarse a un encuadre de 1x1. Igual que muchas fotos de álbumes familiares, las cuales eran comunes en esas analógicas épocas antes del smartphone. Trata sobre una joven que en la Rumania comunista de los años ochentas emigra hacia Alemania. Con algún guiño al cine de Andrei Tarkovski o parecidos, el filme se construye a modo de recortes para armar un collage. Van ensamblando en maravillosos encuadres esos grises y evocadores paisajes, familiares en otras películas ambientadas en Europa del este. Esta fue la primera película que vi en Mubi y estaba a menos de una hora para que expirara de sus treinta días.
Como éste año se conmemoró el cincuentenario del mayo francés, para esos días Mubi ofreció varias películas alusivas. De ellas destaco No intenso agora (El intenso ahora, 2017), un documental brasileño con oportunas reflexiones e imágenes de archivo las cuales no se limitan a la ciudad parisina. Abarca globalmente el fin de la década de los sesenta entre Europa, Asia y Latinoamérica; específicamente en Brasil de donde es su realizador Joao Moreira Salles. Esa globalidad e introspección también gira en torno al propio Joao, quien con la ventaja de los años transcurridos busca ir más allá en el tema, en el cual se suele subrayar mucho las contradicciones posteriores de los líderes del movimiento. Por los diversos saltos temporales y geográficos que muestra el filme me recuerda un poco al Sans Soleil de Chris Marker, un cineasta que enmarcó bastante la época.
Mencioné atrás el documental “actuado” de Kang Rinponche (Senderos del Alma, 2015) sobre la peregrinación de unos fieles tibetanos a Lhasa en un trayecto de más de mil kilómetros. También me llamó la atención un par de documentales filmados en Cinerama, un mecanismo de proyección panorámica el cual consistía en una pantalla curva que mostraba la imagen proveniente de tres proyectores. Lo más cercano al 3D de hace más de cincuenta años. The Best of Cinerama (1963) y The Cinerama’s Russian Adventure (1966) cuentan con imágenes increíbles filmadas alrededor del mundo.
En plan de ficción destaco L’Empire Des Sense (El Imperio de los Sentidos, 1976), la legendaria película de Nagisa Oshima que escandalizó y fascinó al mundo de entonces. De semejante temática, pero ambientada en Europa también vi Naked Under Leather (La Chica en una motocicleta, 1968) de Jack Cardiff, el director de fotografía de varios filmes de Michael Powell y Emeric Pressburger. Ahí vemos a la cantante y actriz francesa Marianne Faithfull en una aventura romántica con un persuasivo y manipulador Alain Delon. Muy soñoliento miré el Otelo de Orson Wells, de las películas que rodó en España al margen de Hollywood. Me aventuré a ver una desconocida película norteamericana llamada Keeping Touch (2016), la cual trata sobre un joven ex convicto que en medio de su reinserción social entabla una relación con una cantante de música folk. Una película romántica que en su primera mitad pudo abordar un rumbo más oscuro.
En la recta final de mi mensualidad logré ver una película de Agnes Varda llamada Jacquot de Nantes (1991), una mezcla de documental y ficción biográfica centrada en la infancia y juventud del cineasta Jacques Demy. Les Ponts de Sarajevo (Los Puentes de Sarajevo, 2014) es una serie de cortos documentales y ficticios centrados en la figura de la capital bosnia. Por eso mismo resulta algo irregular, aunque puede resultar fascinante para curiosos y asiduos de la historia de los Balcanes. Dentro de lo mejor que vi en aquel mes fue el documental Allende, mi abuelo Allende (2015); realizado por la chilena Marcia Tambutti quien es nieta del estadista chileno. Sobre Salvador Allende se ha filmado y escrito mucho sobre él y la turbulenta época en la que gobernó. Esta película en particular se centra más en Allende como persona y hombre de familia. Para ello la realizadora conversa con los miembros de su familia y amigos allegados. De forma paralela va recopilando material gráfico inédito o que se creía perdido. En otra ocasión ahondaré más sobre éste documental.
Renové otro mes la suscripción, aunque tuve que pausarla unos días por varios compromisos. Cuando decidí reanudarla al parecer no se aplicó bien en el sistema. La página me pide pagar de nuevo el mes para normalizar la suscripción. Decidí mejor dejarla como estaba. Ya habrá tiempo para el cine bueno y raro de la cartelera de Mubi.