Librero a mano — Junio 2017
De forma digital (como la mayoría de libros que voy mencionando) leí con mucho apremio una biografía de Audrey Hepburn escrita por Donald Spoto en 2007. El ímpetu no va tanto en la prosa del libro, sino en la personalidad que se centra. Audrey Hepburn (1929–1993) es quizá una de las pocas celebridades que inspiran de forma auténtica los mejores valores del ser humano. Todo cinismo queda por fuera. Más allá de iconizar en la moda y publicidad, su personalidad contrasta con lo más superficial de antes y ahora. Imposible no conmoverse con su infancia en Holanda durante la Segunda Guerra Mundial, el rodaje de Historia de una Monja (The Nun’s Story, 1959) y su labor humanitaria con la UNICEF durante sus últimos años de vida. Cuando se iba hacer caridad al Tercer Mundo sin afán de publicidad personal.
En éste mes entré a leer a una escritora la cual no tenía ninguna referencia, salvo la curiosidad que despertó un reportaje en la revista digital Zenda. María Laura Espido Freire es española nacida en Bilbao. Comenzó a tener reconocimiento literario desde sus veintes, aunque antes se desempeñó como cantante de música ópera. Académicamente es titulada en Filología Inglesa y Edición y Publicación, trabajando ocasionalmente en radio y televisión. También participar en conferencias y demás actividades de divulgación literaria. Decidí leer un par de novelas suyas: Irlanda (1998), su debut como escritora y Melocotones helados (1999), con el que ganaría el Premio Planeta con sólo 25 años.
Irlanda desarrolla una historia rural de aires góticos. Trata sobre una desigual rivalidad entre dos chicas de una mermada clase alta. Ambas primas antagonizan su convivencia veraneando en una casa que guarda detalles de su historia familiar. Es una novela juvenil no faltante de malicia, perversión y sutilidades entre sus protagonistas. La trama se enriquece con elementos fantásticos que lucen bien en su texto, aunque propensos a desorientar un poco. En Melocotones helados la autora construye un relato que abarca varias generaciones sobre dos protagonistas con el mismo nombre. Envuelve una guerra y varios conflictos familiares detallados de forma no lineal. Una masa argumental que confunde al lector y merma su interés en el libro. Probablemente el jurado del Premio Planeta encontró otra cosa.
Apenas voy por la mitad, pero Entrevista con la historia (1974) es por mucho parte de lo mejor que he leído en el año. El libro recopila una serie de entrevistas que Oriana Fallaci hizo a varias de las figuras políticas más relevantes de entonces (Henry Kissinger, Golda Meier, Yasser Arafat, Indira Gandhi, etc). La periodista italiana fue una legendaria corresponsal quien nunca tuvo reparo para ir a los lugares más conflictivos del mundo. Incisiva fue también su actitud en sus entrevistas, detalladas en cada capítulo por una introducción de la autora sobre la personalidad entrevistada y luego la reproducción íntegra de la misma. Se comprende mejor el pasado y presente cuando son los propios protagonistas de la historia quienes asumen la palabra para justificar sus acciones. No será lo último que mencione del libro y su autora.
