FIRST MAN (2018)
Puse mi pie en la luna
como una bailarina rota.Todo lo que me importaba
estaba demasiado lejos.(En el espacio
todo es monólogo interno:
un silencio que se dobla
tras otro silencio que se dobla.)Ha sido un gran paso para la humanidad,
no para mí.Tomado del poemario CHALLENGER (2016) de Camilo Retana.
Las películas sobre exploración espacial, tanto ciencia ficción como de historia real, suelen tener un tono optimista. A veces bastante grandilocuente. El arduo trabajo de científicos, ingenieros y astronautas siempre tiene recompensa. Así nos hemos acostumbrado sobre todo quienes somos asiduos de éste tipo de cine.
De vez en cuando salen particularidades como FIRST MAN, que suelen contrariar un poco a los locutores de Radio Skylab (podcast español sobre divulgación científica). Centralizado en la vida de Neil Armstrong durante los años sesenta, ilustra la carrera aeronáutica del norteamericano como piloto de pruebas en el X-15 y como astronauta tanto en el proyecto Gemini como en la misión del Apollo que comandó. Paralelo a la carrera profesional la película radica mucho sobre Armstrong de forma instrospectiva, afectado por una serie de pérdidas.
El Neil Armstrong de FIRST MAN (Ryan Gosling) es alguien muy escueto en gestos y palabras, dejando su escasa emotividad para su entorno familiar. No se amilana en la adversidad, metódico aún en los momentos más tensos como pasó durante el Gemini 8. Asume su trabajo más pensando porque es su deber que en la relevancia histórica del mismo. Ese tono deprimente sobre la carrera espacial es lo que caracteriza a la película. Aunque yo diría realista.
Temas al margen yo soy de quienes valoran a la carrera espacial como algo beneficioso para la historia y el mundo. En lugar de asumir la idea gastada de que son derroches de recursos que le quitan el bocado de comida a los niños de África, o al vecino de Harlem que no tiene trabajo mientras el “blanquito” va a la Luna; como cita una canción hippie en la película. Aún así, creo que son válidas este tipo de menciones dentro del argumento. FIRST MAN muestra que en la carrera espacial no estuvo exenta de tropiezos, pérdidas materiales y humanas. Viendo el considerable costo económico (altísimo hasta para la actualidad) las dudas y el escepticismo tenían fundamento. Aún dentro de la misma gente involucrada.
Las misiones de la NASA aglutinó a muchas de las mejores personas dentro de la ciencia, pero ésta no lograba ser completamente infalible. Potencialmente todo podría salir mal. Así lo echa en cara una gran Claire Foy, quien encarna a la esposa de Neil Armstrong. Curioso saber el protocolo donde se asume la tragedia del alunizaje, en el cual había una eventual muerte tanto de Armstrong como de Aldrin; los escogidos para la primera caminata lunar. Sobre éste último llama la atención (y no para bien) que se le diera una imagen de imbécil bocazas. Una especie de antagonista al estoico Neil Armstrong de FIRST MAN, quien se diferencia un poco a la jovial imagen que vemos en documentales o prensa de la época.
En cuanto a estilos también hay contraste si comparáramos por ejemplo los estridentes órganos de Hans Zimmer en INTERSTELLAR con las austeras, pero correctas melodías de Justin Hurwitz que le valieron el Oscar. En FIRST MAN el espacio no deja de ser majestuoso, aunque se mira como algo secundario y los protagonistas lo viven casi con indiferencia. Como si lo que vivieron en la Tierra tuviera más relevancia. Matiza en el filme la textura de la imagen que se siente parecida a las tomas de archivo de la NASA o de película en 8mm, cuando retrata a Neil Armstrong en un entorno personal.
Pese a ese tono sombrío alrededor a la exploración espacial, FIRST MAN resulta fascinante como historia intimista. No estaría mal salir un poco de la solemne y en ocasiones ingenua burbuja que rodea al cine espacial y dejarnos cautivar por perspectivas cinematográficas como ésta.